Habrás escuchado muchas veces hablar de autoestima, pero, ¿realmente sabes qué es?
La autoestima es la percepción valorativa de tu ser, es decir, la valoración subjetiva que haces de tu valía y competencias como individuo.
Tener una autoestima saludable implica una visión positiva y realista de tu persona, esto ayuda al bienestar emocional y psicológico debido a que influye directamente en cómo nos relacionamos con el mundo. Al contrario de lo que mucha gente cree, una persona con la autoestima alta no es prepotente ni se siente superior a los demás, sino que se siente competente, valioso y seguro de sus propias habilidades.
Normalmente las personas que tiene la autoestima baja, no suelen sentirse seguros de si mismos, creen que no dan la talla o que no son igual de competentes que el resto de personas que le rodean. Y como esto influye en su relación con el mundo, suelen ser influenciados fácilmente, tienen dificultad para poner límites y sienten la necesidad de agradar y de esta manera, sentir aprecio.
La autoestima comienza a formarse desde la niñez y va cogiendo forma según las experiencias vividas, los aprendizajes, la educación, los mensajes que recibimos de la sociedad, e influye también la personalidad y nuestro sistema de procesamiento de la información, por este motivo dos niños que se han criado en el mismo entorno y que han vivido lo mismo, presentan una percepción valorativa de su persona diferente y única.
Pero te traigo una muy buena noticia, y es que la autoestima puede mejorarse con trabajo y constancia.
Aquí tienes algunos ejemplos que te ayudarán en este arduo pero gratificante trabajo.
- Autoconocimiento. Dedica tiempo a conocerte y entender quién eres, cuáles son tus valores, tus preferencias, tus creencias, fortalezas y debilidades. Respeta y acepta tu persona y sus circunstancias. Por ejemplo, dedicarte un espacio de autocuidado semanalmente para identificar tus necesidades personales te ayudará a escucharte ya que no hay mejor manera para conocer a las personas que a través de la escucha.
- Identifica los pensamientos negativos sobre tu persona. Nuestra mente genera pensamientos de manera automática, e identificar aquellos excesivamente autocríticos e irracionales que puedan dañar tu autoestima, te ayudará a cuestionarlos. Te propongo que busques alternativas más funcionales a estos pensamientos, y que estas alternativas sean potenciadoras y realistas. Por ejemplo, si tu mente te dice “No soy capaz de hacer ese trabajo porque es muy difícil para mí” puedes darte una alternativa más adaptativa como “Es cierto que ese trabajo es difícil, pero si han confiado en mi es porque tengo las habilidades para llevarlo a acabo. Haré lo que esté en mi mano para hacerlo lo mejor que pueda”
- Celebra tus logros. Identifica aquellos logros que has conseguido a lo largo del día, por pequeños que sean, te ayudarán a reforzar tus habilidades, competencias, y a ganar seguridad en tu personal. Comenzarás a tratarte con mayor compasión y a alejarte de los autocastigos que recibimos cuando no conseguimos lo esperado. Esto no significa que no reflexiones sobre las dificultades, de hecho, hacerlo te permitirá identificar porque no se pudo conseguir, pero es necesario hacerlo desde el cariño, la comprensión y el aprendizaje. Por ejemplo, puedes utilizar una libreta de logros donde diariamente escribas aquello que has conseguido con mayor o menor esfuerzo, para recordarte así tus capacidades y reforzar la confianza en tu persona.
Estos son solo algunos ejemplos para mejorar tu autoestima, pero hay muchas más herramientas que pueden ayudarte. Si consideras que necesitas ayuda para trabajarlo, no dudes en contactar con un profesional que te guie en el camino.